En un lugar llamado Uz, vivía un hombre que adoraba a Jehová. Se llamaba Job, era muy rico y tenía una familia grande. Además, era bueno y ayudaba a los pobres, a las viudas y a los niños que no tenían padres. Job hacía cosas buenas. ¿Crees que por eso nunca tenía problemas?
Job no lo sabía, pero el Diablo estaba mirándolo. Jehová le dijo a Satanás: “¿Te has fijado en mi siervo Job? No hay nadie como él en la Tierra. Es obediente y se porta bien”. Satanás le respondió: “Claro que te obedece, porque lo proteges, lo bendices, le das tierras y animales... Quítaselo todo, y ya no te adorará más”. Jehová le dijo: “Puedes ponerlo a prueba, pero te prohíbo que lo mates”. Jehová dejó que Satanás pusiera a prueba a Job, ¿sabes por qué? Porque estaba seguro de que Job seguiría siendo obediente.
Satanás le hizo daño a Job de muchas maneras para ponerlo a prueba. Primero utilizó a unas personas llamadas los sabeos para que le robaran las vacas, los toros y los burros. Luego un incendio mató todas sus ovejas. Otro grupo de gente, los caldeos, le robaron los camellos. También murieron los sirvientes que estaban cuidando de los animales. Pero el peor desastre pasó después: todos los hijos de Job murieron cuando la casa donde estaban comiendo se les cayó encima. Job se puso muy muy triste, pero no dejó de adorar a Jehová.
Satanás quería que Job sufriera todavía más, así que hizo que le salieran heridas por todo el cuerpo. Eso le causaba
un dolor horrible. Él no sabía por qué le pasaban tantas cosas malas, pero de todos modos siguió adorando a Jehová. Dios vio eso y se sintió muy feliz por lo que hizo Job.Después, Satanás envió a tres hombres para poner a prueba a Job. Ellos le dijeron: “Seguro que pecaste y ahora quieres esconderlo. Por eso Dios te está castigando”. Job respondió: “Yo no he hecho nada malo”. Pero más tarde empezó a creer que Jehová tenía la culpa de sus problemas y dijo que Dios no era justo con él.
Un joven llamado Elihú había estado escuchando la conversación sin decir nada. Pero entonces decidió hablar y dijo: “Todos ustedes están equivocados. Jehová es grandioso, más de lo que nos imaginamos, él nunca haría nada malo. Lo ve todo y ayuda a la gente cuando tiene problemas”.
Jehová también habló con Job. Le dijo: “¿Dónde estabas tú cuando yo hice el cielo y la Tierra? ¿Por qué piensas que soy injusto? Hablas sin saber por qué pasan las cosas”. Job reconoció su error y dijo: “Me equivoqué. Perdóname por lo que dije. Había oído de ti, pero ahora te conozco de verdad y veo que para ti todo es posible”.
Cuando se acabaron las pruebas, Jehová curó a Job y le dio mucho más de lo que había tenido antes. Job tuvo una vida larga y feliz. Jehová lo bendijo por haber sido obediente siempre, aunque a veces no fue fácil. ¿Y tú? ¿Serás como Job y adorarás a Jehová siempre, pase lo que pase?
“Ustedes han oído del aguante de Job y han visto lo que al final Jehová hizo por él” (Santiago 5:11).
Preguntas: ¿Qué pruebas le puso Satanás a Job? ¿Cómo premió Jehová a Job?
Job 1:1-3:26; 4:7; 32:1-5; 34:5, 21; 35:2; 36:15, 26; 38:1-7; 40:8; 42:1-17.